sábado, 29 de noviembre de 2014

Olvido

Vació la cubeta una. Dos. Tres veces. Caviló por unos instantes sin apartar la vista del percudido y agrietado mármol.

Vació la cubeta una cuarta vez, pero seguía allí: gallarda, pastosa… delatora.

Contempló nuevamente su obra durante breves segundos. Reflexivo, acarició su mandíbula mientras negaba con la cabeza.


Cogió su cigarro del suelo, botó la ceniza y aspiró profundamente. Empujó la ruidosa puerta y salió presuroso,  resuelto a dejar la mierda atrás.